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27/12/2024

Las corrientes oceánicas y su influencia en el clima mundial

Cesar Augusto … / Miércoles, 4 Diciembre 2024 - 01:00

Las corrientes oceánicas, esos "ríos" bajo el mar que mueven agua caliente y fría por todo el planeta, desempeñan un papel esencial en la regulación del clima global, influyendo desde las lluvias en Centroamérica hasta los inviernos en el norte de Europa. Según el Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC), estas corrientes transportan aproximadamente 20 petavatios de energía térmica, equivalente a más de 100 veces la energía utilizada por la humanidad anualmente. Sin embargo, su futuro está en riesgo debido al cambio climático, lo cual podría tener profundas repercusiones para el clima mundial y las comunidades costeras.

a map of the earth showing gyres in the world ocean

Fuente: https://oceanservice.noaa.gov/facts/gyre.html

 

Las corrientes oceánicas, como la Corriente del Golfo y la Corriente de Humboldt, son fundamentales para la regulación de los patrones climáticos y la distribución de calor a nivel global. Estas corrientes funcionan como un sistema de transporte de energía que mueve agua caliente y fría alrededor del planeta, afectando directamente la estabilidad del clima en diferentes regiones. Por ejemplo, la Corriente del Golfo transporta agua caliente desde el Caribe hacia el Atlántico Norte, contribuyendo a temperaturas moderadas en Europa occidental, particularmente en países como el Reino Unido, Irlanda y partes de Escandinavia. Este flujo de calor suaviza las condiciones invernales, haciendo que los climas en estas áreas sean mucho más habitables y menos extremos de lo que serían sin esta influencia. Sin este flujo constante de calor, los inviernos europeos podrían ser hasta 5 °C más fríos, lo cual tendría un impacto significativo en la agricultura, la biodiversidad y la calidad de vida de millones de personas en la región.

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Fuente: NASA/JPL

La importancia de las corrientes oceánicas no se limita a la distribución del calor; también juegan un papel crucial en los ciclos de nutrientes, lo cual permite la proliferación de la vida marina. Un ejemplo destacado es la Corriente de Humboldt, que recorre las costas de América del Sur, llevando agua rica en nutrientes desde las profundidades hacia la superficie y sustentando una de las zonas pesqueras más ricas del mundo. Según la FAO, hasta un 18 % de la pesca mundial proviene de esta región, lo cual subraya la importancia de estas corrientes para la seguridad alimentaria global.

Sin embargo, los científicos están preocupados por el debilitamiento de algunas corrientes debido al calentamiento global.

El calentamiento global está alterando las corrientes oceánicas de maneras que podrían tener consecuencias significativas para el clima global”

 

Dr. Michael Mann, climatólogo de la Universidad Estatal de Pensilvania.

 

La fusión acelerada del hielo en Groenlandia está vertiendo grandes cantidades de agua dulce en el Atlántico Norte, lo cual podría ralentizar la Corriente del Golfo. Las consecuencias de estos cambios podrían ser devastadoras: el colapso de ecosistemas marinos y la interrupción de los patrones de lluvias que sustentan la agricultura en regiones vulnerables.

En Centroamérica, la variabilidad de las corrientes oceánicas ya está alterando los patrones de lluvias, provocando sequías prolongadas en algunas áreas y fuertes tormentas en otras.

Estos cambios climáticos afectan a millones de personas cuya subsistencia depende de la agricultura. En regiones como Guatemala, El Salvador, Honduras y Nicaragua, conocidas como el Corredor Seco por sus condiciones de aridez y vulnerabilidad a las sequías, las sequías prolongadas han reducido gravemente la producción de alimentos, lo que incrementa la inseguridad alimentaria.

Según este informe del Banco Mundial, más del 25% de la población en América Central enfrenta riesgos de inseguridad alimentaria debido al cambio climático y la alteración de las corrientes oceánicas.

Es fundamental comprender cómo el cambio climático está afectando estas corrientes para poder mitigar sus efectos. Apoyar políticas climáticas y contribuir a proyectos de investigación nos permitirá anticipar y adaptarnos a estos cambios.

Los esfuerzos de investigación y monitoreo, como el proyecto RAPID (Rapid Climate Change dirigido por la NOAA), que rastrea la velocidad y la temperatura de la Corriente del Golfo, son cruciales para prever los cambios futuros y adaptar nuestras estrategias climáticas. De igual manera, iniciativas como el Acuerdo de París buscan limitar el calentamiento global para reducir el impacto en los sistemas oceánicos.

Con las corrientes oceánicas enfrentando los retos del cambio climático, es esencial comprender su impacto para proteger no solo el clima global, sino también las economías y comunidades que dependen de ellas. Sin una acción climática decidida, el futuro de nuestro planeta será cada vez más incierto, y con él, el equilibrio que los océanos han mantenido durante siglos.

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