Los problemas en nuestra industria aérea no se han resuelto y no solo eso, además, se siguen acumulando y agravando con propuestas gubernamentales nocivas, como son el cabotaje aéreo o el movimiento de carga, entre otras.
Por otro lado, no vemos avances en la recuperación de la categoría 1, o al menos las autoridades degradadas no comunican a los ciudadanos y a los interesados en nuestra aviación de manera oficial y verazmente cuáles son los pasos que se han dado para recuperarla.
Muchos pensamos que hace meses, al venir el relevo en la dirección de la Agencia Federal de Aviación Civil (AFAC) y, sobre todo, tratándose de una nueva dirección militar, se pondría orden en todas las áreas y se lograría la modernización de los procesos para alcanzar honestidad y eficiencia.
Tristemente no ha sido así y la autoridad aeronáutica ha permanecido actuando igual y hay que decir que, quizá, aún peor que en su época de Dirección General de Aeronáutica Civil (DGAC).
El cambio de nombre de DGAC por el de AFAC fue, desafortunadamente, solo eso, un simple cambio de siglas para cumplir “el requisito”.
Especialmente, en lo que se refiere al departamento de licencias a personal técnico y a los procedimientos establecidos en el Centro Internacional de Adiestramiento de Aviación Civil (CIAAC), para realizar exámenes teóricos y prácticos a pilotos, con el objeto de lograr título y cédula profesional, la confusión y la lentitud en sus procedimientos resulta verdaderamente desesperante, igual o peor que antes.
Por su parte, nuestras aerolíneas nacionales, están en plena etapa de recuperación postpandemia y cada día adquieren más aeronaves nuevas y se contratan nuevos pilotos.
Estos pilotos terminan sus adiestramientos y la entrega de licencias, por parte de AFAC para que puedan empezar a volar, se puede tardar un mes y a veces mucho tiempo más, provocando pérdidas económicas y problemas operativos a las diferentes líneas aéreas de México que, incluso, ya tienen aviones nuevos parados por falta de pilotos.
¿De verdad puede resultar tan difícil la expedición de una simple hoja de papel membretada, con un sello y firma del director del departamento de licencias de AFAC?
Lo anterior se hace en muchos países del mundo, a veces de manera provisional, y los pilotos reciben sus permisos de vuelo hasta por correo, o internet, en cosa de dos o tres días máximo, después de haber cumplido con los requisitos que las propias autoridades requieren.
Nuestras tres aerolíneas principales, Aeroméxico, Volaris y Viva, cumplen con todos los procesos de entrenamiento y capacitación regulados por AFAC, reconocidos internacionalmente y dentro de estándares establecidos por la OACI.
No solo los pilotos que se contratan en las aerolíneas de México lo sufren, también los pilotos que se gradúan en las diferentes escuelas de vuelo del país que han sido certificadas por AFAC, deben pasar por un verdadero suplicio burocrático, que puede tomar hasta más de un año para poder acceder a exámenes teóricos y prácticos por parte del CIAAC, lo que es requisito indispensable para la obtención de licencias a pilotos comerciales.
Los requisitos normales y otros adicionales que “brincan” constantemente, impuestos por la autoridad aeronáutica, hacen del proceso uno muy confuso y tardado, además de que representa costos económicos extras para los pilotos egresados, muchos de los cuales han hecho enormes sacrificios personales y familiares para lograr terminar su carrera y obtener la ansiada licencia de vuelo.
Juntas, comisiones, reuniones, “cambios” internos, pero AFAC simplemente no funciona como corresponde a un país y a una industria aérea tan importante, como lo es la mexicana.
Hoy, más que nunca, se requieren procesos rápidos y eficientes en todas las áreas de AFAC.
Insistimos en que son necesarios profesionales con entrenamiento, conocimiento y experiencia en las diversas áreas de la aviación comercial y, desde luego, también se requieren recursos económicos suficientes para acceder a la más alta tecnología, tal y como sucede incluso en países de África.
La “austeridad franciscana” no puede aplicar, cuando lo que está en juego es la eficiencia de todos los procesos que garantizan el lugar que nos corresponde como país y como industria aérea en el plano internacional y la seguridad de vidas humanas que se transportan por aire.
La recuperación de la categoría 1 urge, porque no tenerla está afectando la recuperación y el desarrollo de nuestras aerolíneas nacionales, y para eso se requiere una autoridad aeronáutica con recursos, comprometida, responsable, eficiente y honesta.
Por ahora, y hay que decirlo, los más altos niveles del gobierno de México no dan muchas muestras de que haya un verdadero interés o urgencia en apoyar el progreso de nuestra aviación, al contrario, incomprensiblemente suman obstáculos en perjuicio de una industria clave, vital en el desarrollo de nuestro país.
Hacer uso de la autoridad, el orden y la disciplina, implícita en la formación de los militares para eficientar AFAC, debería estar siendo visible todos los días.
Tristemente, todavía no se nota.
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