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27/12/2024

Perspectivas para el NewSpace en la administración Trump

Fermín Romero / Viernes, 13 Diciembre 2024 - 01:00

En el escenario de la nueva carrera espacial (NCE), la designación de Jared Isaacman como administrador de la NASA representa un hito significativo en la evolución del sector espacial estadounidense y, en particular, del NewSpace. Jared Isaacman, es un empresario con una estrecha relación con SpaceX y Elon Musk, lo que inevitablemente trae consigo una visión empresarial y una fuerte apuesta por la colaboración público-privada.  Lo anterior, aunado a la asesoría externa de Elon Musk y Vivek Ramaswamy, quienes estarán a cargo de desmantelar la burocracia gubernamental, reducir las regulaciones excesivas, recortar gastos innecesarios y reestructurar las agencias federales, a través del Departamento de Eficiencia Gubernamental / Department of Government Efficiency (DOGE). 

El gobierno estadounidense -bajo un enfoque estratégico- está invirtiendo fuertemente en tecnologías espaciales de vanguardia para mantener una ventaja competitiva, transformar y garantizar su seguridad nacional; buscando robustecer sus propias capacidades espaciales para reducir la dependencia de proveedores extranjeros, además de impulsar políticas espaciales que aborden los desafíos de la seguridad nacional y promuevan el desarrollo del sector espacial. Para aprovechar al máximo las oportunidades que ofrece la NCE y el NewSpace, la administración Trump ya perfila algunas de sus estrategias, a partir del 2025. En este contexto, a continuación, planteo que perspectivas y tendencias se vislumbran en el corto y mediano plazo para el NewSpace, en la segunda administración Trump, en la búsqueda por mantener y consolidar el dominio y supremacía espacial estadounidense.

En principio, se prevé la aceleración de la colaboración público-privada, por lo que es probable que veamos un fortalecimiento de las alianzas entre la NASA y empresas privadas como SpaceX, Blue Origin, Virgin Galactic, ULA, Axiom Space, Intuitive machines, GE Aerospace, entre otras, en el sector de defensa: Northrop Grumman, Lockheed Martin, Raytheon Technologies, General Dynamics, Boeing, Sierra Nevada Space Systems, Astra Space, L3Harris, entre otras. Lo cual se traducirá en un mayor número de misiones tripuladas y no tripuladas desarrolladas en colaboración con empresas privadas; la aceleración en el desarrollo de nuevas tecnologías espaciales, como sistemas de propulsión reutilizables, tecnologías SATCOM y hábitats espaciales. Además de una mayor apertura, de la comercialización de las actividades espaciales en lo que le resta de vida útil a la EEI, a empresas privadas para realizar experimentos y desarrollar tecnologías comerciales.

En segundo lugar, preveo -en el corto y mediano plazo- un marcado impulso a los planes de retorno a la Luna y, a largo plazo, en el envío de misiones tripuladas a Marte. La experiencia adquirida recientemente por empresas como SpaceX en el desarrollo de sistemas de lanzamiento reutilizables será clave para reducir los costos en el énfasis de estas misiones. En el largo plazo, se vislumbra la posibilidad del establecimiento de bases permanentes o asentamientos humanos en la Luna y Marte, y eventualmente, de colonizar estos cuerpos celestes.

La tercera apuesta está directamente vinculada con el abierto interés estadounidense por desarrollar una economía espacial próspera, como lo he analizado en diferentes colaboraciones previas, lo que implica una mayor inversión en industrias como el turismo espacial suborbital y orbital, la expansión de este sector prevé además de los servicios de vuelo, el despliegue en órbita de estaciones espaciales privadas -en los próximos años- que ofrecerán servicios de alojamiento, así como al desarrollo de capacidades para fabricar componentes y productos en el espacio. En el sector de la minería espacial, las inversiones se dirigirán específicamente al desarrollo de tecnologías para la utilización de recursos in situ (ISRU) en la Luna, así como la extracción de recursos en asteroides y potencialmente en Marte.

En ese sentido, será necesario encontrar un equilibrio entre los objetivos científicos de la NASA y los intereses comerciales de las empresas privadas, para una adecuada gestión de los riesgos. Las misiones espaciales conllevan riesgos inherentes, por lo que será fundamental establecer protocolos de seguridad adecuados y garantizar la transparencia en la toma de decisiones. El desarrollo de una economía espacial sostenible requerirá la adopción de prácticas responsables y el cumplimiento de las regulaciones internacionales que garanticen la sostenibilidad a largo plazo de la actividad espacial humana.

Sin duda, la designación de Jared Isaacman al frente de la NASA intensificará la competencia entre las empresas espaciales estadounidenses, estimulará la innovación y marcará un nuevo capítulo en la historia de la exploración espacial estadounidense. Su visión empresarial y su enfoque en la colaboración público-privada y su capacidad de convocatoria para sumar recursos tienen el potencial de acelerar el desarrollo del sector espacial y abrir nuevas oportunidades para la humanidad. Sin embargo, será fundamental abordar los desafíos existentes y garantizar que la exploración espacial se realice de manera segura y responsable.

Las implicaciones para México.

El nombramiento de Jared Isaacman al frente de la NASA, a pesar de la controversial relación México – Estados Unidos delineada por Donald Trump y Ronald Johnson, representa una oportunidad única para fortalecer la cooperación espacial entre México y los Estados Unidos. Sin embargo, es fundamental que México se prepare adecuadamente, es decir desarrolle capacidades espaciales propias, para aprovechar al máximo esta oportunidad y abordar los desafíos que puedan surgir ya que, de no hacerlo, una mayor cooperación espacial con el vecino del norte podría aumentar la dependencia de nuestro país de la tecnología estadounidense.

Como lo he reiterado en las recientes colaboraciones, es muy importante que México defina claramente sus prioridades nacionales en el ámbito espacial y asegure que la cooperación con los Estados Unidos se alinea con estos objetivos del desarrollo espacial nacional. La llegada de Jared Isaacman a la NASA podría marcar un nuevo capítulo en la cooperación espacial entre México y los Estados Unidos, con implicaciones positivas para ambos países. Sin embargo, es esencial que México adopte una postura proactiva y estratégica para aprovechar al máximo esta oportunidad y beneficiarse de la cooperación bilateral.

Un punto importante de coincidencia entre las administraciones Sheinbaum y Trump es el mutuo interés por optimizar las operaciones del gobierno, reducir costos y mejorar la eficiencia en la prestación de servicios públicos. 

Aunque su implementación y funciones específicas varía en cada país y gobierno. En México, la gran apuesta es la creación de la Agencia de Transformación Digital y Telecomunicaciones (ATDT), en cuyo paraguas queda incrustada la Agencia Espacial Mexicana (AEM) y sus necesarios y posibles política y programa espaciales de México. La ATDT será fundamental para la modernización tecnológica, reducción de la burocracia, digitalización de trámites, eficiencia y transparencia en la gestión gubernamental. No obstante, el entorno regulatorio, Ley Nacional de Desarrollo Espacial, será la pieza clave para impulsar la agenda del desarrollo espacial de México.

En los Estados Unidos, con un enfoque diferente, el Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE) será la entidad creada con propósitos similares, pero con un alcance mucho mayor en el análisis y evaluación de procesos gubernamentales ineficientes, redundantes u obsoletos en los que se propondrán mejoras para simplificarlos y agilizarlos, con la finalidad de reducir sus costos, eliminar la duplicidad de funciones y negociar mejores contratos con proveedores, además de la modernización tecnológica, la reducción burocrática, simplificación de trámites para ciudadanos y empresas mediante la eliminación de requisitos innecesarios, la medición del desempeño, el fomento a la transparencia en las operaciones gubernamentales y en la colaboración con el sector privado. Lo que sin duda tendrá un impacto positivo en la modernización de la gestión pública y en la mejora de la calidad de los servicios que el Estado presta a los ciudadanos; el optimizar los procesos, reducir costos y fomentar la transparencia, contribuirá a generar un gobierno más eficiente y eficaz.

Analizando las tendencias y expectativas del NewSpace en perspectiva, puedo asegurar que está experimentando un crecimiento exponencial impulsado por la innovación tecnológica, la reducción de costos (con base en tendencias clave como la democratización del acceso al espacio y el auge de tecnología como la reutilización de cohetes) y la creciente participación del sector privado. En el contexto de la NCE hacia la Luna y Marte, el futuro del NewSpace se vislumbra como un panorama lleno de oportunidades y desafíos en el que las empresas privadas desempeñarán un papel cada vez más importante y que contribuirán a la innovación y disrupción tecnológica. De manera que el futuro del NewSpace es radiante y lleno de posibilidades, la colaboración entre el sector público y privado, el desarrollo de nuevas tecnologías y la creciente conciencia de la importancia de la exploración espacial continuará impulsando esta tendencia. Sin embargo, es fundamental abordar los desafíos identificados y como le he reiterado en múltiples ocasiones, garantizar que la exploración espacial se realice de manera pacífica, sostenible, equitativa y responsable.

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